Una mañana se dirigió a la oficina y cuando entro se presento era un ratón editor dirigido el Eco del Roedor al entrar en su despacho se encontró con un sobre color lavanda; tenía un sello con la letra (L) grabada, la carta era de su tía Eulupa pero para los amigos Lupa.
Abrió el sobre y leyó: Tengo que hablar contigo urgentemente.
Ponía el miércoles y dijo pero si es hoy.
De pronto se abrió la puerta levanto el hocico y si era ella su tía Lupa.
A la hora de dormir charlaron: Si tiita los negocios van bastante bien aquí pero que me tenias que hablar y se abrió la puerta.
Su primo trampita que ahora es trapero es el propietario del bazar de la pulga coja. Cruzo el umbral y dijo: Tía he recibido tu carta y dijo la tía: cuanto tiempo sin vernos.
Y trampita como siempre hacía rabiar a Gerónimo la tía dijo Chisssst siempre ha habido que poner paz entre vosotros.
Suspiro Gerónimo y dijo trampita siempre me tira de la cuchara de la papilla a la cabeza en aquel instante se abrió la puerta.
Su hermana Tea la enviada especial del Eco del Roedor abrió la puerta y entro en su despacho en moto. Y dijo: tía tiita verte de nuevo ¿que querías contarme? La tía Lupa la Abrazó afectuosamente. La sobrina le conto todo lo que había ganado y todo lo que había hecho. La tía quedo satisfecha.
Gerónimo dijo: Tía y ahora que estamos todos no quieres decir que es eso tan urgente. La Tía cerró la puerta y dijo: El otro día, ordenado las cartas de Tío Pellizo… ah ¡ que ratón ¡ al decir eso dio un beso al corazón que tenia si imagen y continuó: descubrió en su escritorio manuscrito, que habla de un tesoro en un Galeón hundido en las islas Ratinas. Ahí es donde fue tío Pellizo en su último viaje. Trampita dijo yo pienso ayudarte. Fue a coger el pergamino pero Tea fue más rápida y se lo arranco de las manos.
Y Gerónimo dice no, no prima tía Lupa nos ha escrito a los tres ¿verdad tía? Y tía lupa dijo que sí.
Tía Lupa no enseño otro pergamino en el que su marido Don Ratón de la Panza de Ratoza y Rataca; había escrito muchas cosas sobre su expedición en barco.
Todos sus sobrinos le dijeron que si la ayudaban. A la tía no le interesaba el tesoro solo deseaba ir a las islas ratina y visitar el lugar nada más. Y decía que siente mucho su ausencia.
Todos estaban listos menos Gerónimo porque no sabía cómo decirle a la tía Lupa que odia viajar pero al final se resigno y decidió contentarla. Tía Lupa exclamó feliz !qué maravilla¡ y de pronto se abrió la puerta.
Entro su sobrino preferido Benjamín y le dio un dibujo de un gran corazón amarillo, todo de queso.
Tea propuso: organizar el viaje y le dijo a Benjamín: busca en el atlas las islas ratinas; saco de una estantería una hoja sobre TESOROS DESAPARECIDOS. Entonces señalo una parte.
Aquí está el morro de Ratazo, del Almirante don Ratón de la Panza.
Mientras dos de ellos navegaban por internet encontraron una agencia que alquilaba embarcaciones. Y alquilaron un barco.
Benjamín tiro de la chaqueta de Gerónimo su tío y susurro que si podía ir. Le dijo que sería muy útil y Gerónimo cedió.
A la mañana siguiente ya estaban en el aeropuerto y su hermana tea ya estaba haciendo la última revisión de su avión. La tía se sorprendió mucho con los progresos de si sobrina.
Tea empezó hacer acrobacias en el avión y la tía estaba contentísima .El único que estaba realmente afectado era Gerónimo. Estaba muy mareado.
La hermana le hizo señas a un chico y el dijo: La familia Stilón les estábamos esperando.
El Ratón se presentó dijo que se llamaba Ratiño del mar, el capitán de Ratonera. Gerónimo dijo y si os esperase aquí podría ir escribiendo mi libro. Y la tía dijo ni lo sueñes te lo perderías.
Trampita le dijo que no estaba hecho para viajar, pero sin embargo el pensó que tenía razón es más odia viajar.
Viajaron durante horas y horas costeando las islas que componen el archipiélago de las islas Ratinas. Al atardecer del día siguiente echaron anclas en Cayo Ratón.
A la mañana siguiente Tea consulto algunas cartas náuticas de las islas Ratinas.
Porque nadie ha encontrado el tesoro pregunto Trampita.
Porque el mar es muy profundo en estas zonas y es muy difícil de localizar si no sabes el punto exacto de donde se hundió pero nosotros si lo sabemos.
Zarparon de nuevo, navegaron toda la noche. A mañana siguiente, anclamos en la Bahía de la isla Provoleta. Tea hizo algunos cálculos con las cartas náuticas.
Le dio una coordenada al capitán Ratiño. Y le dijo que haría falta tener paciencia.
Gerónimo se fijó en una embarcación que los seguía de lejos, como si nos espiara. Y le dio un escalofrío que le hicieron temblar los bigotes.
Gerónimo oyó un grito!lo hemos encontrado ¡
Hemos detectado algo metálico.
El capitán pregunto: ¿Quién se sumerge?
Tea se puso, decidida, un equipo de inmersión.
Trampita y Gerónimo también bajaron.
Para Gerónimo ir bajando de la superficie era una aventura extrema.
Vio un pez grande con bigotes que asomaba su cabeza por una roca Gerónimo estaba aterrorizado.
Entonces su hermana a través del intercomunicador.
De un momento a otro lo vieron, ahora estaba muy emocionado y ya no tenía miedo. Había un esplendido mascarón de proa.
Se inclino a recoger una moneda que brillaba en el agua a la luz de la linterna era un doblón de oro macizo.
Encontraron un camarote y encontraron un cofre que contenía 17 diamantes grandes como el puño de un ratón.
Pero enseguida se dieron cuenta que los estaba espiando dos roedores.
Ataron el cofre con una cadena y gritaron tiraaaaaa i.
Los dos roedores que habían en el barco hundido agarraron el cofre de un extremo ya fuera de la superficie y los buenos de otro extremo tiraron y tirando pero de pronto una cascada de 17 diamantes cayó sobre el agua del par y se fueron hundiendo lentamente hasta que desaparecieron.
Gerónimo al día siguiente se volvió a sumergir al día siguiente con sus dos hermanos y cuando estaba e nuevo explorando el barco en la cocina se encontró con una enorme ánfora del tamaño de un ratón, bajo el agua era difícil calcular su peso ayudado por Tea y Trampita, la llevé a la superficie.
Colocaron el ánfora en el puente.
Y Ratiño pregunto: ¿habéis encontrado otros objetos de valor allí abajo? Y Gerónimo suspiro decepcionado.
El dijo que solo habían encontrado esa ánfora nada más.
La tía para consolarlos les dijo que igualmente iban a publicar un libro esplendido sobre esta gran aventura.
Trampita dijo: pero si el libro se va a llamar el misterio desaparecido no necesitaremos un tesoro.
Y Benjamín dijo: pero ¿Qué hay en esa ánfora?
La Ratonera iba a poner rumbo a casa. Estaba contento pero admitió que le empezaba a gustar el mar.
Partieron a la mañana siguiente. Para evitar encontrarse de nuevo con los dos roedores malos.
Cuando naufragaban se encontraron con una isla verdaderamente pequeña.
Tea cogió los prismáticos y empezó a decir bastantes detalles de aquella isla.
Había una pequeña casita echa de palmeras.
Gerónimo dijo: entonces ahí vive alguien. Un naufrago.
Dijo: un ratón veo un ratón, la tía le quito los prismáticos y grito con mucha alegría que maravilla.
Se lanzó al agua y empezó a nadar hasta la isla todos se lanzaron pero Gerónimo le dijo a benjamín que no saltara de ninguna manera. Y Gerónimo se lanzó.
La tía Lupa encontró a su marido y fueron muy felices.
Ambos se abrasaron y empezaron a decir palabras dulces.
Todos estaban muy conmovidos.
La Tía dijo: Queridos queridísimos sobrinos, dejad que os lo diga. Este es el verdadero tesoro: El Amor.
El tío Pellizo nos conto lo que pasó en esos largos años.
Hace 20 años paseaba por una playa cuando encontré un cofrecito de madera de Caoba. El mar lo había arrastrado todo hasta allí quién sabe cuánto tiempo atrás.
El cofrecito tenía el diario de abordo del capitán. Fue a buscar el Galeón Morro de Ratazo. Pero su nave se hundió en una tremenda tempestad.
Pero durante estos largos años aquí en esta isla hay lo suficiente como para sobrevivir.
Seis meses después del regreso trabajando tranquilo en la redacción de su periódico entraron su hermanos y le dijeron que habían ganado un premio llamado Ratonitzer, y cuando lo comprendió se desmayó de la emoción.
Se lo ganaron gracias al reportaje sobre el Navío. L celebraron con una cena: un pedazo de queso con mantequilla y todos se quedaron felices.
Fin…
Abrió el sobre y leyó: Tengo que hablar contigo urgentemente.
Ponía el miércoles y dijo pero si es hoy.
De pronto se abrió la puerta levanto el hocico y si era ella su tía Lupa.
A la hora de dormir charlaron: Si tiita los negocios van bastante bien aquí pero que me tenias que hablar y se abrió la puerta.
Su primo trampita que ahora es trapero es el propietario del bazar de la pulga coja. Cruzo el umbral y dijo: Tía he recibido tu carta y dijo la tía: cuanto tiempo sin vernos.
Y trampita como siempre hacía rabiar a Gerónimo la tía dijo Chisssst siempre ha habido que poner paz entre vosotros.
Suspiro Gerónimo y dijo trampita siempre me tira de la cuchara de la papilla a la cabeza en aquel instante se abrió la puerta.
Su hermana Tea la enviada especial del Eco del Roedor abrió la puerta y entro en su despacho en moto. Y dijo: tía tiita verte de nuevo ¿que querías contarme? La tía Lupa la Abrazó afectuosamente. La sobrina le conto todo lo que había ganado y todo lo que había hecho. La tía quedo satisfecha.
Gerónimo dijo: Tía y ahora que estamos todos no quieres decir que es eso tan urgente. La Tía cerró la puerta y dijo: El otro día, ordenado las cartas de Tío Pellizo… ah ¡ que ratón ¡ al decir eso dio un beso al corazón que tenia si imagen y continuó: descubrió en su escritorio manuscrito, que habla de un tesoro en un Galeón hundido en las islas Ratinas. Ahí es donde fue tío Pellizo en su último viaje. Trampita dijo yo pienso ayudarte. Fue a coger el pergamino pero Tea fue más rápida y se lo arranco de las manos.
Y Gerónimo dice no, no prima tía Lupa nos ha escrito a los tres ¿verdad tía? Y tía lupa dijo que sí.
Tía Lupa no enseño otro pergamino en el que su marido Don Ratón de la Panza de Ratoza y Rataca; había escrito muchas cosas sobre su expedición en barco.
Todos sus sobrinos le dijeron que si la ayudaban. A la tía no le interesaba el tesoro solo deseaba ir a las islas ratina y visitar el lugar nada más. Y decía que siente mucho su ausencia.
Todos estaban listos menos Gerónimo porque no sabía cómo decirle a la tía Lupa que odia viajar pero al final se resigno y decidió contentarla. Tía Lupa exclamó feliz !qué maravilla¡ y de pronto se abrió la puerta.
Entro su sobrino preferido Benjamín y le dio un dibujo de un gran corazón amarillo, todo de queso.
Tea propuso: organizar el viaje y le dijo a Benjamín: busca en el atlas las islas ratinas; saco de una estantería una hoja sobre TESOROS DESAPARECIDOS. Entonces señalo una parte.
Aquí está el morro de Ratazo, del Almirante don Ratón de la Panza.
Mientras dos de ellos navegaban por internet encontraron una agencia que alquilaba embarcaciones. Y alquilaron un barco.
Benjamín tiro de la chaqueta de Gerónimo su tío y susurro que si podía ir. Le dijo que sería muy útil y Gerónimo cedió.
A la mañana siguiente ya estaban en el aeropuerto y su hermana tea ya estaba haciendo la última revisión de su avión. La tía se sorprendió mucho con los progresos de si sobrina.
Tea empezó hacer acrobacias en el avión y la tía estaba contentísima .El único que estaba realmente afectado era Gerónimo. Estaba muy mareado.
La hermana le hizo señas a un chico y el dijo: La familia Stilón les estábamos esperando.
El Ratón se presentó dijo que se llamaba Ratiño del mar, el capitán de Ratonera. Gerónimo dijo y si os esperase aquí podría ir escribiendo mi libro. Y la tía dijo ni lo sueñes te lo perderías.
Trampita le dijo que no estaba hecho para viajar, pero sin embargo el pensó que tenía razón es más odia viajar.
Viajaron durante horas y horas costeando las islas que componen el archipiélago de las islas Ratinas. Al atardecer del día siguiente echaron anclas en Cayo Ratón.
A la mañana siguiente Tea consulto algunas cartas náuticas de las islas Ratinas.
Porque nadie ha encontrado el tesoro pregunto Trampita.
Porque el mar es muy profundo en estas zonas y es muy difícil de localizar si no sabes el punto exacto de donde se hundió pero nosotros si lo sabemos.
Zarparon de nuevo, navegaron toda la noche. A mañana siguiente, anclamos en la Bahía de la isla Provoleta. Tea hizo algunos cálculos con las cartas náuticas.
Le dio una coordenada al capitán Ratiño. Y le dijo que haría falta tener paciencia.
Gerónimo se fijó en una embarcación que los seguía de lejos, como si nos espiara. Y le dio un escalofrío que le hicieron temblar los bigotes.
Gerónimo oyó un grito!lo hemos encontrado ¡
Hemos detectado algo metálico.
El capitán pregunto: ¿Quién se sumerge?
Tea se puso, decidida, un equipo de inmersión.
Trampita y Gerónimo también bajaron.
Para Gerónimo ir bajando de la superficie era una aventura extrema.
Vio un pez grande con bigotes que asomaba su cabeza por una roca Gerónimo estaba aterrorizado.
Entonces su hermana a través del intercomunicador.
De un momento a otro lo vieron, ahora estaba muy emocionado y ya no tenía miedo. Había un esplendido mascarón de proa.
Se inclino a recoger una moneda que brillaba en el agua a la luz de la linterna era un doblón de oro macizo.
Encontraron un camarote y encontraron un cofre que contenía 17 diamantes grandes como el puño de un ratón.
Pero enseguida se dieron cuenta que los estaba espiando dos roedores.
Ataron el cofre con una cadena y gritaron tiraaaaaa i.
Los dos roedores que habían en el barco hundido agarraron el cofre de un extremo ya fuera de la superficie y los buenos de otro extremo tiraron y tirando pero de pronto una cascada de 17 diamantes cayó sobre el agua del par y se fueron hundiendo lentamente hasta que desaparecieron.
Gerónimo al día siguiente se volvió a sumergir al día siguiente con sus dos hermanos y cuando estaba e nuevo explorando el barco en la cocina se encontró con una enorme ánfora del tamaño de un ratón, bajo el agua era difícil calcular su peso ayudado por Tea y Trampita, la llevé a la superficie.
Colocaron el ánfora en el puente.
Y Ratiño pregunto: ¿habéis encontrado otros objetos de valor allí abajo? Y Gerónimo suspiro decepcionado.
El dijo que solo habían encontrado esa ánfora nada más.
La tía para consolarlos les dijo que igualmente iban a publicar un libro esplendido sobre esta gran aventura.
Trampita dijo: pero si el libro se va a llamar el misterio desaparecido no necesitaremos un tesoro.
Y Benjamín dijo: pero ¿Qué hay en esa ánfora?
La Ratonera iba a poner rumbo a casa. Estaba contento pero admitió que le empezaba a gustar el mar.
Partieron a la mañana siguiente. Para evitar encontrarse de nuevo con los dos roedores malos.
Cuando naufragaban se encontraron con una isla verdaderamente pequeña.
Tea cogió los prismáticos y empezó a decir bastantes detalles de aquella isla.
Había una pequeña casita echa de palmeras.
Gerónimo dijo: entonces ahí vive alguien. Un naufrago.
Dijo: un ratón veo un ratón, la tía le quito los prismáticos y grito con mucha alegría que maravilla.
Se lanzó al agua y empezó a nadar hasta la isla todos se lanzaron pero Gerónimo le dijo a benjamín que no saltara de ninguna manera. Y Gerónimo se lanzó.
La tía Lupa encontró a su marido y fueron muy felices.
Ambos se abrasaron y empezaron a decir palabras dulces.
Todos estaban muy conmovidos.
La Tía dijo: Queridos queridísimos sobrinos, dejad que os lo diga. Este es el verdadero tesoro: El Amor.
El tío Pellizo nos conto lo que pasó en esos largos años.
Hace 20 años paseaba por una playa cuando encontré un cofrecito de madera de Caoba. El mar lo había arrastrado todo hasta allí quién sabe cuánto tiempo atrás.
El cofrecito tenía el diario de abordo del capitán. Fue a buscar el Galeón Morro de Ratazo. Pero su nave se hundió en una tremenda tempestad.
Pero durante estos largos años aquí en esta isla hay lo suficiente como para sobrevivir.
Seis meses después del regreso trabajando tranquilo en la redacción de su periódico entraron su hermanos y le dijeron que habían ganado un premio llamado Ratonitzer, y cuando lo comprendió se desmayó de la emoción.
Se lo ganaron gracias al reportaje sobre el Navío. L celebraron con una cena: un pedazo de queso con mantequilla y todos se quedaron felices.
Fin…
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